lunes, 13 de noviembre de 2017

La comida y el amor, amantes eternos

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Cocinar es como besar. Esa amorosa premisa es parte del preámbulo del libro Los alimentos del deseo, en el que Maruja Dagnino formaliza esa relación que siempre ha existido entre la comida y el amor.

En todas las culturas, e incluso en la mitología, la comida ha tenido que ver con el erotismo. Y no tiene que ver solo con los alimentos afrodisíacos. La cocina es embrujo, es amor y es placer que, irremediablemente, deriva en otros placeres.

Maruja Dagnino, periodista y cocinera, ha investigado la vinculación entre amantes y comida desde hace más de diez años, con el fin de saciar su curiosidad apasionada sobre ambos temas.

De allí derivó Los alimentos del deseo, una edición de lujo realizada por Artesano Group y el grupo español Turner, con seleccionadas imágenes a color, que refieren a obras artísticas con referencias al erotismo culinario y a  23 alimentos cuya potencialidad amorosa describe. Según la escritora y periodista Jacqueline Goldberg, quien acompaña a Maruja en la promoción de la obra, la describe como un “libro que está vivo”.  

En un segundo segmento, Los alimentos del deseo ofrece también recetas que involucran afectos, pues son ofrecidas por cocineros que son amigos de la autora: Sumito Es tévez, Montse Estruch, Tamara Rodríguez, Wendoly López y Betina Montagne.

De los 23 alimentos cuyo “corazón” disecciona, y después de mucho pensarlo, Maruja confiesa que el que más le costó fue el pez globo que, a pesar de ser poco estético y de consumo peligroso, también puede ser vinculado al amor.

“Si está mal preparado, comer el pez globo puede matar, Así que, cuando lo comes, te entregas al cocinero. Y esto es un emblema de lo amoroso porque el sexo es un enfrentamiento permanente con la muerte”, relata.

En el otro extremo, el que más le gustó fue el cordero, por cuya carne siempre ha sentido debilidad y cuyas referencias son frecuentes en la religión y la mitología.

Además del pez globo y el cordero, la autora encuentra la vena más amorosa de alimentos como el azafrán, el cordero, la manzana, el coco, el vino, el cardamomo, la nuez moscada... De alguno de ellos ofrecemos unas pinceladas, o un “picón” como le gusta decir a la autora.
 
El cordero, ese macho cabrío. “Poseidón convirtió a Teófane en oveja y se convirtió él mismo en carnero para poseerla y convirtió a los habitantes de la isla en la que ella se hallaba huyendo de sus pretendientes, en rebaño (...)”.

La nuez moscada, venenosa dulzura. “Originaria del archipiélago de Indonesia, esta misteriosa especia tiene el poder de la felicidad y de la muerte (...)”.
“No habría de extrañarnos entonces que con este exceso de infusión de nuez moscada, los encuentros amorosos entre Rimbaud y Verlaine fuesen tan prolijos”.

La canela, rica en la cama. “Imaginemos el arrebatado amor de la reina de Saba por Salomón, al punto de haber abandonado sus votos de castidad luego de conocerlo, presentándole la canela a este hombre prolijo en palabras”.
“Era bien conocido que hacia 1485 a.C. que con la canela los egipcios preparaban perfumes muy aromáticos para la hechicería y los ritos de la carne”.

El hidromiel, las mieles de tu boca. “Es recurrente el uso de la miel contra la fatiga causada por los excesos sexuales, sobre todo combinada con cacao. Si se agrega menta a este binomio, se dice que es eficaz contra la frigidez. Mezclada con jengibre, hará de cualquier hombre un macho cabrío”.

El cacao, adictivo como el amor. “Madame du Barry, según se dice, servía a todos sus amantes chocolate antes de la refriega amorosa, y Moctezuma, el emperador azteca, tomaba unas diez tazas de cacao antes de yacer con sus concubinas, lo cual nos deja ver que es bueno para elevar el vigor de los hombres”.

El curry, para amantes olvidadizos. “Ya en un tratado de cocina del siglo I, Apicio decía que el sésamo produce reacciones eróticas (...). El aroma del ajonjolí es voluptuoso y su sabor no menos apetecible”.

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