martes, 15 de noviembre de 2016

Yama, un dios de varias tradiciones

En el hinduismo Yama (también llamado “Yamaraja”) es el “señor de la muerte” y el encargado de juzgar las almas. Cuando alguien fallece, en cuestión de 4 horas con 40 minutos —por eso el cadáver no puede incinerarse antes de ese tiempo— se presenta ante Yama y su escriba Chitragupta, quien lleva un registro de todas las acciones de cada persona.
El aspecto de Yama es el de un hombre con dos o cuatro brazos (las representaciones varían), piel verde, ropas rojas, una maza en una mano y en otra (del otro lado) un lazo con el que recoge a los muertos. A veces se lo retrata montando un  búfalo negro y la tradición afirma que su aspecto varía según la naturaleza moral y espiritual del difunto. Así, para el hombre bueno Yama se manifiesta con aspecto agradable y sonriente, pero para el malvado Yama asume un rostro aterrador, rodeado de largos cabellos y dotado de dos pequeños y siniestros ojos hundidos.
El mito religioso afirma que Yama tiene el rol que tiene porque fue la primera persona en morir y encontrar el sendero al otro mundo, tras lo cual comenzó a guiar a los demás en el más allá, aunque después los dioses Brahma y Vishwakarma pensaron que era conveniente darle a Yama un lugar para que juzgue a las almas, por lo cual le construyeron su morada en el inframundo y le dieron dos perros de cuatro ojos para que vigilen el camino que lleva hasta él.
Ya a nivel de la mitología budista, Yama fue tomado del hinduismo y asimilado, adquiriendo diversos matices y características propias.
 
En principio se le concibió como un dharmapala (dios iracundo) que juzgaba a los muertos y presidía los Narakas (infiernos/purgatorios) en el ciclo de muerte y renacimiento. No obstante su papel es bastante vago en los textos canónicos, ya que Yama pertenece más a la mitología y a las creencias populares budistas que al budismo canónico de corte más filosófico y racional, siendo esto lo que explica el porqué de las incoherencias que pueden hallarse entre algunas creencias populares sobre Yama y la doctrina filosófica del budismo.
En todo caso el canon Pali dice retrata a Yama como un dios de juicio que cuestiona al alma pecadora y envía al malvado a un infierno cuya duración es directamente proporcional al karma negativo acumulado por las diversas faltas. Ejemplo de eso es cuando se afirma que, todo aquel que haya tratado mal a sus padres, a ancianos, a ascetas o a santos, irá donde Yama al morir y Yama le preguntará si ha considerado el mal cometido a la luz de la retribución subyacente al ciclo de nacimiento y muerte, a lo cual supuestamente el sujeto malvado responderá que “no”, siendo después enviado a pagar el karma en un terrible pero temporal infierno.
 
Por su parte el erudito Buddhaghosa postula que la naturaleza moral de Yama es tal que éste se encuentra en un estado mixto, oscilando entre periodos de estadía celestial y periodos de estadía en el infierno.
Por último, en las creencias populares del budismo Theravada de muchos países se cree que Yama es quien envía muerte, enfermedad, vejez y otros suplicios, tanto a manera de advertencia como de castigo por el karma acumulado. También y aunque menos difundida, existe la creencia de que no hay uno sino dos o cuatro Yamas, presidiendo cada uno un infierno distinto.
Pasando ahora a la mitología china, tenemos que Yama (llamado “Yan”) es el dios de la muerte, el juez de los muertos y el gobernador del Diyu, el infierno temporal chino donde se paga el karma.
Yan (Yama) suele retratarse como un hombre grande, de rostro bravo y rojo, de ojos saltones, barba larga, ropas tradicionales y una corona o gorro de juez. A veces se lo pinta junto a secuaces, entre los cuales suele incluirse a un juez que tiene en las manos un cincel y un libro donde está numerada cada alma junto a su fecha de muerte.
Como juez, Yan envía al alma a un lugar temporal de tormento o disfrute, en el cual el alma estará hasta su próxima encarnación. Diversas son sin embargo las teorías sobre Yan. Unas versiones dicen que el Diyu tiene muchas cortes, y que en cada una gobierna un Yan, otras dicen que no hay un Yan o varios Yan determinados, sino que Yan es un rango en la jerarquía celestial, un estado-función que un alma humana virtuosa ha alcanzado como premio a sus obras, siendo así algo temporal pues tras el gobierno de un Yan vendrá el de otro Yan.

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