lunes, 28 de marzo de 2016

Odiseo



Odiseo, rey de Ítaca, cuyo nombre romano es Ulises, es hijo de Leartes y Anticlea.
La intervención de éste héroe en la Guerra de Troya fue decisiva ya que fue suya la idea del Caballo de Troya. Sus aventuras durante el viaje de regreso y su arribo al país natal forman La Odisea, la segunda de las dos obras inmortales de Homero.
Inmediatamente después de la partida de Troya, Odiseo llega al istmo de Tracia, la ciudad de los Cicones, y aunque consigue saquearlos, pierde a setenta y dos de sus compañeros en un sorpresivo ataque.
Desviados por el viento llegaron a la tierra de los lotófagos, quienes se alimentaban de la flor de loto, la cual provocaba la pérdida de memoria. Éstos les ofrecieron loto, tras lo cual los navegantes olvidaron su patria. Finalmente, Odiseo consiguió que los marineros volviesen a sus embarcaciones, para seguir rumbo a Ítaca.






Llegan en primer término al país de los Cíclopes donde el monstruo Polifemo encierra a Odiseo con doce de sus compañeros en una caverna. Cuando ya había devorado a seis griegos, Odiseo logra emborrachar al monstruo y le quita su único ojo, con lo que logra escapar con el resto de sus compañeros.
A partir de entonces Odiseo es perseguido por la ira de Poseidón, dios del mar y padre de Polifemo, quien lo persigue con terribles tempestades durante su viaje, manteniéndolo siempre alejado de su país.
En la isla de Eolo, el guardián de los vientos, halla una amable hospitalidad y al partir el dios le entrega una bolsa de cuero en la que se hallaban encerrados todos los vientos, con excepción del benéfico Oeste, para que los lleve en nueve días a la costa de Ítaca.




Mientras Odiseo descansa, sus compañeros abren la bolsa creyendo que contenía un tesoro y los vientos escapan. Arrastrados por la corriente, llegan de nuevo a la isla de Eolo, quien los echa indignado por considerarlos enemigos de los dioses.
Al llegar a Telepilo, la cuidad de Lamo, el rey de Anfitrite, sus lestrigones, caníbales de descomunal estatura, destrozan once de sus nave, salvándose la duodécima gracias a la astucia de Odiseo.
En la isla de Ea, la maga Circe convierte en cerdos a parte de la tripulación de su nave, pero el héroe, con la ayuda de Hermes, la obliga a devolverles su forma humana.






Después de haber escapado de las sirenas, que con sus cantos atraían a los marinos y los hacían naufragar, y después de haberse salvado de los monstruos marinos Escila y Caribdis, Odiseo llegó a la isla de Trinacria , donde sus compañeros atacaron a los animales sagrados, dedicados a la Diosa de la caza, Artemisa. El dios supremo, Zeus, los castigó destruyendo con sus rayos los navíos y pereciendo así todos sus tripulantes, a excepción de Odiseo, quien se salva aferrándose al palo mayor y a la quilla; y al cabo de nueve días arriba a la isla de Ogigia, morada de la ninfa Calipso, hija de Atlas. Ésta lo retuvo siete años a su lado y le dio un hijo, pero la nostalgia que Odiseo sentía por su hogar y por su esposa Penélope, lo inmunizan en las astucias de Calipso.
En una balsa construída por el mismo, escapa Odiseo y, tras dieciocho días de navegación, llega a la visea de Corcira, la isla de los feacios, pero Poseidón, al reconocerlo, deshace su balsa en pedazos. No obstante, con la ayuda del velo de Ino gana la costa, donde se encuentra con Nausica, la hija del rey, que lo conduce a la cuidad y lo presenta ante sus padres, Alcinoo y Arete. Aquí es objeto del trata más amable y hospitalario y, cargado de presentes, los reacios, a bordo de uno de sus maravillosos navíos, lo conducen a su país, al cual arriba en momentos en que se halla entregado al sueño, después de veinte años de ausencia.

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